El objetivo del imperialismo es ejercer el control económico y político sobre un territorio dependiente. Este control a menudo se logra a través de acuerdos, soberanía o métodos menos directos.
El objetivo final del imperialismo es el control. Las naciones imperiales ganan el control de los territorios dependientes a través de varios métodos. Ciertas naciones pueden usar medios económicos, como los aranceles exigidos por el estado, para ejercer el control sobre un segmento de una población. Los regímenes imperialistas mantienen el control político eliminando la votación o colocando solo a los candidatos seleccionados en la boleta.
Otras sociedades imperialistas utilizan métodos de control etnocéntricos, en los que las prácticas culturales y étnicas de los grupos de personas en los territorios dependientes se consideran inferiores. Los métodos religiosos incluyen la conversión de grupos de personas dependientes a la religión predominante del régimen imperialista.
