Los avestruces comparten relaciones simbióticas con gacelas en función de la capacidad de cada animal para detectar depredadores. En biología se hace referencia a esta relación como mutualismo, definida como la forma en que dos organismos que son miembros de especies separadas existen en una relación mutuamente beneficiosa.
Los avestruces y las gacelas son capaces de identificar amenazas que el otro no notaría a tiempo. Los avestruces tienen una vista aguda, lo que les ayuda a compensar su mala audición y su olfato, y su altura les permite detectar depredadores desde lejos.
Las gacelas también tienen una vista aguda. Sin embargo, como son mucho más cortos que los avestruces, las gacelas no pueden ver depredadores sobre pastos altos y arbustos. Las gacelas sostienen su relación simbiótica con los avestruces empleando sus agudos sentidos del olfato y el oído para detectar amenazas. Cuando un avestruz se asusta después de ver a un depredador sobre el follaje, las gacelas saben que también deben estar atentos. Del mismo modo, cuando un avestruz ve a una gacela huir después de oler o escuchar a un depredador, el avestruz sabe que debe huir en la misma dirección.
Este comportamiento no se limita a avestruces y gacelas. Se sabe que los avestruces comparten la misma relación con otros animales de presa como las cebras y los antílopes.