La sequía es difícil de detectar y no se puede prevenir. Es diferente de otros peligros naturales, como los tifones, huracanes y tornados. Los impactos de la sequía pueden mitigarse a través de un cuidadoso proceso de planificación y gestión antes o al inicio de la sequía.
La conservación del agua es una de las formas más fáciles de mitigar los impactos de la sequía. Las tareas cotidianas simples, como apagar el agua mientras se cepilla los dientes o usar un vaso para enjuagar después, pueden ayudar a ahorrar galones de agua en un mes.
En una escala más grande, muchas empresas y ciudades utilizan las aguas grises para regar áreas terrestres más grandes, como parques y campos de golf. El agua gris se utiliza agua que se trata y se limpia.