Puedes mejorar la velocidad perfeccionando la postura e incorporando entrenamiento de intervalo, de velocidad y de resistencia en tus entrenamientos. Estos elementos aumentan el poder explosivo y mejoran la capacidad cardiovascular.
Perfecciona tu postura para mejorar tu forma y correr más eficientemente. Centre el torso sobre las caderas, aplique los músculos abdominales, levante el pecho y relaje los hombros. Mantenga pasos cortos, y golpee el suelo con la mitad del pie directamente debajo de la rodilla. Pase el dedo por el pie y empújelo mientras los dedos del pie se mueven detrás del cuerpo.
Utilice el entrenamiento de intervalo y de velocidad que consiste en correr a una velocidad intensa durante una cantidad fija de tiempo o distancia. Sigue esto con un trote moderado para recuperarte. Repita los intervalos de siete a 10 veces durante un período de 30 a 60 minutos, tres veces por semana. Además, incluya de 30 a 45 minutos de actividades de entrenamiento cruzado, como yoga o ciclismo.
Incorpore el entrenamiento de resistencia a su programa de entrenamiento uno o dos días por semana. Este entrenamiento ayuda a reparar los desequilibrios musculares creados durante el movimiento repetitivo de la carrera, al tiempo que fortalece los músculos centrales, los glúteos, los cuádriceps, los isquiotibiales y las pantorrillas. Las sentadillas divididas, las estocadas y los peldaños, por ejemplo, apuntan a la parte inferior del cuerpo. Las flexiones fortalecen los músculos centrales, de los hombros y de la espalda, lo que ayuda con la agilidad y el equilibrio durante la carrera. Realice tres series que constan de ocho a 12 repeticiones por serie de cada ejercicio.