La corte de Luis XIV fue el centro político, social y cultural de Europa durante su largo reinado. Louis fue pionero en el estado moderno centralizado, y la monarquía absolutista que creó sirvió de modelo para prácticamente todos otro gobierno en Europa.
Luis XIV llegó al trono cuando aún era un niño después de la Fronda, una guerra civil destructiva que vio a miembros de la nobleza francesa arrasando el país por disputas privadas. Como rey, Louis centralizó la autoridad del estado en la corte de Versalles. Allí, los nobles lucharon por el favor real, en lugar de luchar por sus diferencias en las guerras privadas. Solo esto estabilizó a Francia y estableció el fuerte gobierno central que se convertiría en el sello de los países europeos durante cientos de años.
En el extranjero, Luis XIV siguió una política expansionista. Durante su reinado, Francia adquirió un imperio colonial que abarcó gran parte de América del Norte y el Caribe, así como partes de la India y los mares del sur. La riqueza brotó de este imperio y financió un lujoso estilo de vida de corte que los gobernantes de todo el continente trataron de emular. Las modas y filosofías de la corte de Luis XIV se estudiaron de manera asidua en Londres, Madrid y San Petersburgo.