A pesar de que el clima de la Zona Frígida es severo e inhóspito para la mayoría de las formas de vida, muchos organismos prosperan allí, y han evolucionado los mecanismos necesarios para sobrevivir en tales condiciones durante millones de años. Los océanos de la Zona Frígida están llenos de vida; en contraste, las plantas y los animales pueblan escasamente los hábitats terrestres de la Zona Frígida. Muchos organismos que viven allí usan adaptaciones inusuales para sobrevivir.
El factor más importante que deben enfrentar los organismos vivos en la Zona Frígida son las bajas temperaturas promedio. La mayoría de los animales grandes que han evolucionado para vivir en estas áreas tienen un pelaje denso y grandes cantidades de grasa corporal o grasa, que ayuda a aislarlos contra el frío. Además, la comida es difícil de conseguir en la Zona Frígida, ya que la vida vegetal es escasa. En consecuencia, muchos de los animales terrestres consumen alimentos del océano. Otros, como los renos, han evolucionado para comer los líquenes resistentes de tipo vegetal que abundan en estas áreas.
Aristóteles acuñó el término zona frígida junto con los términos zona templada y zona tórrida. Sostuvo que la vida no podía existir en lugares tan inhóspitos y permanentemente congelados, pero su suposición no era correcta, según About.com.