La selección natural lleva a la evolución porque los rasgos de aquellos que pueden reproducirse influyen en la genética de las generaciones futuras y gradualmente llevan a que estos rasgos pasados se conviertan en el estado normal del ser, lo que hace que las especies en cuestión evolucionen. < /strong> Si un grupo de personas tiene predominantemente genes de cabello castaño y tienen hijos, entonces, mediante la selección natural, el gen dominante aumentará con las generaciones futuras, lo que significa que lentamente, con el tiempo, este grupo de personas evolucionará para tener en su mayoría genes de cabello café.
La teoría de la evolución de Darwin tiene tres ideas fundamentales, una de ellas es que las especies cambian con el tiempo y el espacio. Darwin creía que la evolución tenía su núcleo en la selección natural que ocurría lentamente en el tiempo a medida que los ecosistemas cambiaban y las especies se adaptaban. Las especies que existen hoy en día son diferentes de las del pasado debido a las adaptaciones provocadas por la selección natural. La selección natural permite que mejores rasgos se transmitan a otras generaciones para ayudar a asegurar la supervivencia de la especie.
La selección natural puede ocurrir porque un miembro de una especie pudo reproducirse con más éxito que otro por varias razones como tamaño, fuerza, habilidades de supervivencia, siendo más fértil y adaptándose a su entorno. Esto se aplica a todos los organismos vivos en el planeta. Ser capaz de adaptarse y cambiar es lo que mantiene a una especie en marcha. La naturaleza favorecerá a aquellos con algunas variaciones sobre otros porque pueden sobrevivir a las condiciones establecidas en su ecosistema donde otros no pueden.