Andrew Jackson cambió la presidencia cambiando la base del poder político de su bastión en el este a la frontera occidental de Tennessee. Además, a diferencia de los presidentes anteriores, no se sometió al Congreso en la formulación de políticas, sino que utilizó el liderazgo de su partido y el veto presidencial para mantener el poder absoluto.
Andrew Jackson llegó a la presidencia con el estatus de héroe de guerra, después de haber llevado a su ejército a la victoria en la Batalla de Nueva Orleans en los últimos momentos de la Guerra de 1812. En la elección presidencial de 1824, Jackson ganó el popular voto, pero perdió la presidencia debido a lo que él llamó un trato corrupto entre Henry Clay y John Quincy Adams. En 1828, el recién formado Partido Demócrata lo nominó nuevamente y ganó las elecciones a pesar de una campaña llena de insultos y ataques personales en ambos lados. En 1832, Jackson fue reelegido por un amplio margen.
Los dos mandatos de Jackson como presidente estuvieron marcados por varias batallas políticas importantes. Uno fue su oposición a un banco federal, luego llamado el Banco de los Estados Unidos, que él consideraba un monopolio. Otra fue la negativa de Carolina del Sur a pagar aranceles federales, con los que Jackson se enfrentó amenazando con enviar tropas federales al estado. Su obstinación en cumplir con este desafío se acredita con la preservación y el fortalecimiento de la Unión. Sin embargo, Jackson fue un defensor de la eliminación india, y firmó un proyecto de ley que obligaba a los cherokees y otros nativos americanos a abandonar sus tierras ancestrales en el Este por tierras muy inferiores en el Oeste.