Según la Universidad de Houston, durante el Renacimiento (c.1485 - c.1688), la mayor parte de Europa vivió bajo la monarquía, que es gobernada por un rey o una reina. Esto contrasta a Florencia, Italia, que era una república donde se apoyaba la democracia y las familias ricas gobernaban.
Monarcas como Ferdinand e Isabella, que gobernaron España a principios del Renacimiento, fueron monarcas absolutas, lo que significa que gobernaron casi sin restricciones, mientras que Felipe II más tarde enfrentó restricciones de casas opuestas y asambleas locales durante su gobierno. En Inglaterra, Elizabeth I gobernó junto con un Parlamento, y aunque el Parlamento tenía algunos derechos de voto, Elizabeth era, por motivos prácticos, un monarca absoluto. Alemania, aún bajo el Sacro Imperio Romano, tenía un sistema muy complicado con el Emperador en la parte superior, siete Electores, varios príncipes y los líderes de 80 Ciudades Libres Imperiales.
