La mezcla de lejía con amoníaco produce gases tóxicos que se conocen como cloraminas, según el Departamento de Salud del Estado de Washington. Estos gases causan una serie de síntomas incómodos, como sibilancias, irritación de las membranas mucosas, neumonía por líquido en los pulmones, dolor en el pecho, náuseas, ojos llorosos, dificultad para respirar y tos.
La lejía es una sustancia altamente reactiva que también reacciona con los ácidos que se encuentran comúnmente en los limpiadores domésticos, explica la fuente, así como con los limpiadores de piscinas, limpiadores de hornos, insecticidas, peróxido de hidrógeno y otros productos químicos comunes del hogar. La combinación de lejía con ácido produce gas de cloro, que puede causar problemas que incluyen quemaduras y dificultad respiratoria. La exposición a altos niveles de cloro puede ser letal. El Departamento de Salud del Estado de Washington advierte contra la mezcla de lejía con otras sustancias por este motivo. Cualquier persona expuesta a humos tóxicos después de mezclar lejía y otros productos químicos debe comunicarse con un profesional de la salud inmediatamente.