¿Qué sucede cuando mezclas lejía y amoníaco?

¿Qué sucede cuando mezclas lejía y amoníaco?

La mezcla de cloro y amoníaco produce gases tóxicos llamados cloraminas que pueden dañar el tracto respiratorio superior e irritar los ojos, la garganta y la nariz. Los síntomas incluyen tos, dificultad para respirar, ojos llorosos y náuseas. La exposición prolongada a las cloraminas en un espacio cerrado puede causar la muerte, especialmente si una persona tiene alguna afección respiratoria preexistente.

La lejía y el amoníaco contienen químicos potentes que pueden resultar tóxicos a menos que se manipulen correctamente. La lejía contiene cloro, un elemento tóxico fatal en concentraciones suficientes. Muchos otros limpiadores domésticos utilizan el cloro químico, incluido el detergente para ropa, el limpiador de inodoros y el líquido para lavar platos. La combinación de cualquiera de estos con productos de limpieza a base de amoníaco libera cloraminas. Lea cuidadosamente el contenido de un producto antes de usarlo y anote si contiene cloro, cloro o hipoclorito de sodio. Además del amoníaco, la lejía reacciona con ácidos como el vinagre, liberando gas de cloro.

Según About.com, el vapor de cloramina también es tóxico. En el caso de un exceso de amoníaco, esta mezcla tiene el potencial de formar un compuesto aún más volátil llamado hidracina líquida. Esta reacción es fuertemente exotérmica, lo que aumenta la posibilidad de que la hidracina líquida hierva y rocíe, creando sus propios riesgos para las personas cercanas. A veces, la hidracina líquida se produce a un nivel de pureza tan alto que explota. De ello se deduce que la creación de una mezcla de amoníaco y lejía es peligrosa en extremo y debe evitarse, especialmente por los no químicos.

Los productos domésticos utilizan hidróxido de amonio disuelto en agua para el lavado. La mayoría de los productos de limpieza de vidrio y porcelana contienen amoníaco porque corta la grasa y limpia sin dejar marcas. Mientras que el amoníaco puede irritar, generalmente no es fatal. El nivel de toxicidad depende de las cantidades utilizadas.

Si bien los productos de lejía y amoníaco proporcionan beneficios, su toxicidad potencial exige un manejo cuidadoso. Las precauciones de seguridad normales, como el uso de guantes de goma, el uso de protección ocular y la ventilación adecuada reducen el riesgo de posibles lesiones.