La energía se transfiere por conducción, convección o radiación. Hay muchas formas de energía, pero estas son las únicas tres formas en que la energía se transfiere a otro objeto.
La conducción es el proceso por el cual un extremo de una sustancia se calienta mediante una forma directa de energía, y viaja a través del otro extremo, calentando lo que está dentro o tocando la sustancia. Los ejemplos incluyen una sartén en una estufa, calentar un huevo en su interior o poner un encendedor en un extremo de un clip y sentir el calor en el otro extremo con los dedos.
La convección es cuando un movimiento masivo de fluido o aire se aleja de la fuente de calor mientras transporta la energía. La razón por la que el calor aumenta es porque una vez que el aire se calienta, las moléculas se expanden y se vuelven menos densas, lo que hace que suban.
Las transferencias de radiación se producen cuando un objeto ya calentado libera su propio calor a los objetos que lo rodean. Cuanto más caliente está un objeto, más radiación infrarroja emite. Es por esto que el calor del sol se siente desde millones de millas de distancia. Otra nota importante es que la radiación no implica la transferencia entre partículas; por lo tanto, la radiación es la única forma de transferencia de energía que ocurre en el espacio.