Los cinco elementos más abundantes en la corteza terrestre son oxígeno, silicio, aluminio, hierro y calcio, en ese orden. El sodio, el potasio y el magnesio también prevalecen en la corteza terrestre. El carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno, el fósforo y el azufre son elementos abundantes en los sistemas biológicos. El aire está compuesto principalmente de oxígeno y nitrógeno con pequeñas cantidades de otros elementos gaseosos, como el dióxido de carbono.
El oxígeno constituye aproximadamente el 46.6 por ciento de la corteza terrestre, y el silicio comprende el 27.7 por ciento. El aluminio representa el 8.1 por ciento, mientras que el hierro constituye el 5 por ciento de la corteza terrestre. El calcio es 3.6 por ciento de la composición química de la corteza terrestre.
Sin el elemento carbono, los organismos vivos no pueden sobrevivir. El carbono se presta a una gran variabilidad estructural, ya que posee la capacidad única de formar hasta cuatro enlaces con varios otros elementos, así como consigo mismo. El carbono puede formar enlaces dobles y triples con átomos de elementos, lo que aumenta aún más su versatilidad estructural.
El oxígeno es el elemento más abundante en la Tierra, mientras que el hidrógeno es el elemento más abundante fuera de la Tierra, que comprende el 92% del universo en general. Las estrellas son bolas gigantes de hidrógeno, y el elemento sirve como su fuente de combustible para continuar ardiendo. A medida que las estrellas queman hidrógeno, lo convierten en carbono, oxígeno y hierro. Las estrellas grandes producen elementos más pesados. Por ejemplo, una supernova ocurre cuando una estrella crea un elemento extremadamente pesado, como el oro.