Los materiales que se pueden jalar a los cables se llaman dúctiles. Muchos metales son dúctiles, incluyendo aluminio, cobre, hierro y estaño. Los metales dúctiles tienen aplicaciones comerciales. Por ejemplo, los cables de aluminio y cobre se utilizan para transportar corriente eléctrica. El oro y la plata también son dúctiles pero muy caros.
No todos los metales son dúctiles. Algunos metales se rompen al aplicar tensión de tracción y no se pueden jalar a los cables. El plomo es un ejemplo de un metal blando que no se puede tirar de los cables.
La ductilidad en metales disminuye con un aumento de la temperatura. La propiedad de la ductilidad se debe a la formación de enlaces en metales a nivel atómico y molecular. La mayoría de los metales dúctiles también son maleables y se pueden batir en láminas.