Algunos de los movimientos que realizan los animales están bajo control consciente y se denominan movimientos voluntarios. Por el contrario, otros movimientos ocurren sin la decisión consciente del animal de hacerlo. Estos tipos de movimientos son llamados movimientos involuntarios o reflejos.
Hay muchos ejemplos diferentes de movimientos voluntarios. Los humanos caminan, hablan y levantan cosas voluntariamente. Además, los humanos tienen control consciente sobre sus funciones excretoras, lo que los hace movimientos voluntarios también. Los movimientos voluntarios de otros animales son similares. Un ave voladora, una serpiente deslizándose y un pez nadador exhiben movimientos voluntarios.
Los movimientos involuntarios incluyen una variedad de reflejos. Por ejemplo, los ojos humanos exhiben varios tipos de movimientos involuntarios, como la constricción de la pupila en la luz brillante o la expansión de la misma en luz tenue. El movimiento del músculo cardíaco es involuntario para la mayoría de los animales. Los médicos verifican con frecuencia los movimientos involuntarios de sus pacientes como un componente de un examen físico. Por ejemplo, los médicos pueden golpear la rodilla de un paciente con un mazo de plástico pequeño. Si el paciente está sano, la rodilla se extiende involuntariamente, lo que hace que la pierna del paciente patee.
Algunas actividades, como comer alimentos, presentan ambos tipos de movimiento. Normalmente, masticar es un movimiento voluntario, mientras que las contracciones musculares del esófago y el intestino no están bajo control consciente.