En 2006, la Unión Astronómica Internacional definió un planeta como un cuerpo que está en órbita alrededor del sol, tiene suficiente masa para establecer una forma redonda y ha eliminado otros restos del entorno de su órbita. Este fallo dio como resultado la degradación de Plutón al estado de planeta enano, ya que Plutón no tuvo la influencia gravitatoria para despejar a otros cuerpos de su trayectoria orbital.
Cuando se descubrió Plutón inicialmente, se creía que tenía más masa que Mercurio, lo que facilita la definición de este nuevo cuerpo como un planeta. Cuando los astrónomos descubrieron su luna Caronte, sin embargo, pronto se hizo evidente que la masa de Plutón era mucho más pequeña de lo que creían, y lo que asumieron fue que el campo gravitatorio de Plutón fue realmente el efecto de ambos objetos. Sin embargo, Plutón siguió siendo un planeta durante algún tiempo.
El debate se intensificó a principios de la década de 2000, con el descubrimiento de cuerpos como Sedna y Eris. Los astrónomos comenzaron a darse cuenta de que puede haber docenas o incluso cientos de objetos en el sistema solar, especialmente en el rango del Cinturón de Kuiper, que podrían ser tan grandes o más grandes que Plutón. Frente a la perspectiva de tener que agregar un número significativo de planetas al conteo oficial del sistema solar, la IAU redefinió la planeación de la vida en 2006 y creó una nueva clasificación de "planeta enano" para estos cuerpos más pequeños.