La prueba de gas hidrógeno implica calentar gas hidrógeno sobre una llama y escuchar un pop distintivo. Debido a que el hidrógeno es altamente inflamable, reaccionará al calor.
El uso de una llama es el mejor método para probar la presencia de hidrógeno. El hidrógeno no tiene color ni olor y no reacciona al papel de tornasol porque es neutro. Cuando se usa la prueba de llama, el hidrógeno entra en contacto con el oxígeno, creando óxido de hidrógeno. Este proceso se llama oxidación.
El gas hidrógeno se puede recoger calentando agua y colocando un tubo de ensayo sobre la superficie para recoger el gas. Debido a que el hidrógeno es menos denso que el aire y no es soluble en agua, desplazará el aire dentro del tubo. El tubo de ensayo puede entonces sujetarse y calentarse sobre una llama.