Las pruebas organolépticas se refieren a evaluaciones subjetivas del olor, sabor y textura de los alimentos y medicamentos, según Frost & Sullivan Market Insight. Las aplicaciones de pruebas organolépticas incluyen la detección de patógenos transmitidos por los alimentos y determinar si el empaque afecta el sabor, la apariencia, el olor o la textura de su contenido.
Según Frost & Sullivan Market Insight, hay cuatro tipos principales de pruebas organolépticas. Las pruebas de diferencia comparan múltiples muestras, mientras que las pruebas de preferencia recopilan datos sobre los productos o atributos preferidos de los sujetos de prueba. Las pruebas de sensibilidad miden los datos relacionados con el estímulo y la respuesta, y las pruebas descriptivas implican la clasificación de una lista de rasgos de productos predeterminados.
El principal inconveniente de las pruebas organolépticas es la subjetividad. Las pruebas dependen de la opinión personal, y los investigadores luchan por encontrar grupos de sujetos lo suficientemente grandes como para representar con precisión su objetivo demográfico. Para compensar esto, los resultados de las pruebas organolépticas a menudo aparecen junto con los datos obtenidos por medios más objetivos.
Una de las pruebas organolépticas más importantes es la prueba de Scoville, que mide los niveles de capsaicina para evaluar el sabor picante relativo de los pimientos picantes. De acuerdo con la Dra. Anne Marie Helmenstein, experta en Química, los sujetos de prueba reciben una taza de agua mezclada con azúcar y una pequeña cantidad de extracto de capsaicina tomada de un pimiento picante. A través de un proceso de prueba y error, los investigadores determinan el nivel de dilución necesario para que los evaluadores detecten solo un leve calor en su vaso de muestra. La puntuación de Scoville correspondiente se refiere a la proporción a la que la capsaicina se diluyó con agua.