Las rocas metamórficas se forman cuando las rocas ígneas o sedimentarias están sometidas a calor, presión o reacciones químicas extremas. Estas fuerzas alteran la composición de las rocas y conducen a cambios en la densidad, apariencia y estructura de las rocas. .
Las fuerzas tectónicas son un importante impulsor de la metamorfosis de las rocas. Cuando las placas tectónicas se mueven unas contra otras, crean fuerzas masivas en sus rocas compuestas. Esta presión altera el grano de las rocas, aplanando las capas de roca en estrias estrías. Simultáneamente, esta presión crea calor, lo que hace que algunos componentes cambien de forma. Como resultado, las rocas cerca de los límites de las placas a menudo tienen estructuras metamórficas únicas.
La metamorfosis no es siempre un proceso violento de placas triturando juntas; Las interacciones más lentas con soluciones químicas también conducen a cambios graduales en la estructura de la roca. El agua y el vapor que pasan a través de las rocas disuelven algunos materiales en las rocas y transportan minerales que interactúan con las rocas. Estos procesos conducen a la recristalización de la estructura de la roca.
Los volcanes producen enormes cantidades de roca metamórfica porque exponen la roca a varias fuerzas metamórficas concurrentes. El magma y la lava del volcán calientan la roca a temperaturas extremas, causando metamorfosis por contacto. El mármol se crea a través de esta forma de metamorfosis a medida que la piedra caliza es cocida por la lava. Los volcanes también mueven minerales en su flujo, introduciendo nuevos materiales a las rocas a medida que pasan por el cambio de calor. Este entorno permite rápidos cambios químicos en las rocas.