Los rellenos sanitarios causan diversos problemas, como la contaminación del suelo y el agua con toxinas, la acumulación de desechos electrónicos, la formación de lixiviados y la liberación de gases de efecto invernadero. Los vertederos permiten la acumulación de residuos excesivos que son peligrosos para las personas y el medio ambiente.
Una gran cantidad de desechos arrojados a los vertederos consisten en sustancias tóxicas que penetran en el suelo y contaminan las aguas subterráneas. Algunos de los materiales peligrosos que terminan en vertederos incluyen mercurio, arsénico, cadmio, plomo y PVC. Cuando las personas inhalan mercurio, por ejemplo, la sustancia tóxica puede dañar sus riñones y provocar problemas respiratorios o la muerte a altas dosis.
Los desechos electrónicos, también llamados "desechos electrónicos", también contribuyen a la degradación ambiental. Incluye todo lo que funciona con una batería o un punto de alimentación que ya no funciona. Los productos electrónicos contienen sustancias químicas, como el plomo y el cadmio, que pueden dañar la salud de las personas.
Cuando los desechos se desintegran en vertederos y el agua pasa a través de los desechos, el líquido resultante se llama "lixiviado". Este es un líquido extremadamente peligroso que puede contaminar el suelo y los cuerpos de agua. Los desechos orgánicos y los desechos verdes a menudo son comprimidos y cubiertos por los vertederos. Cuando esto ocurre, el oxígeno se elimina y se descompone en un proceso anaeróbico que genera el gas de efecto invernadero metano. El metano contribuye al calentamiento global y al cambio climático. El reciclaje es una de las soluciones propuestas para controlar los problemas negativos causados por los rellenos sanitarios.