Nelson Mandela luchó para acabar con el apartheid, que dividió a las personas en sudafricanos por motivos de raza. Después de su liberación de la prisión, buscó la reconciliación. Se le atribuye haber ayudado a Sudáfrica a superar su historia injusta.
Sudáfrica se convirtió en un destino popular para los europeos debido a su clima, recursos naturales y cultura, pero las tensiones entre blancos y negros siempre fueron altas. A través de los años, la opresión institucional formó un sistema conocido como apartheid, bajo el cual los negros y los blancos tenían derechos y privilegios muy diferentes. La lucha contra el apartheid se aceleró a mediados del siglo XX, y Nelson Mandela fue un líder del movimiento contra el apartheid. Sus acciones lo llevaron a prisión, donde permaneció durante 27 años.
Mientras Mandela fue encarcelado, el movimiento contra el apartheid ganó fuerza y eventualmente obligó a cambiar las leyes racistas. Después de su liberación, Mandela fue elegido presidente de Sudáfrica. Antes de su encarcelamiento, la organización de Mandela empleó la violencia en la lucha contra el apartheid, y muchos sudafricanos blancos pensaron que buscaría algún tipo de retribución. En cambio, Mandela se centró en la reconciliación y en la creación de vínculos entre las comunidades sudafricanas blancas y negras. Su perdón lo ha convertido en un ejemplo a menudo citado de avanzar en lugar de centrarse en el pasado.
