Albert Einstein era muy inteligente porque conocía la física por completo y pasaba gran parte de su tiempo pensando en las soluciones a los problemas. Después de su muerte en 1955, su cerebro fue removido y preservado para ser examinado por los neuroanatomistas. El cerebro de Einstein tenía un lóbulo parietal más grande que la persona promedio en un 15 por ciento. Según los neurocientíficos, el lóbulo parietal derecho está conectado al razonamiento matemático.
Un estudio del cerebro de Einstein arrojó resultados sorprendentes, como la falta de un exceso de neuronas. Durante mucho tiempo, los neurocientíficos pensaron que más neuronas equivalían a una mayor inteligencia y que eran las únicas clases de células cerebrales que se comunicaban entre sí. El cerebro de Einstein poseía más células gliales que el promedio. Una célula glial es otro tipo de célula cerebral que antes se consideraba irrelevante con respecto al intelecto.
Un estudio más profundo del cerebro de Einstein condujo a avances en neurociencia, ya que los científicos descubrieron que ciertas células glailes llamadas astrocitos se comunican mediante señales químicas. El lóbulo parietal derecho de Einstein y las otras partes de su cerebro responsables del razonamiento matemático poseían más astrocitos de lo normal. Pero el cerebro solo no era la totalidad de la mente de Einstein. Su arduo trabajo, su amor por pensar en los problemas de la física, la imaginación y la creatividad también fueron factores que lo hicieron una persona muy inteligente.