Aunque el pago por calificaciones es un tema subjetivo, muchos maestros y otros expertos en educación argumentan en contra de recompensar a los estudiantes por calificaciones o conductas. La investigación con respecto a los programas de pago por grado demuestra que la idea no proporciona suficientes resultados positivos para apoyar su uso generalizado.
El investigador y orador en educación, Alfie Kohn, insiste en que los estudiantes deben estar motivados por factores internos en lugar de recompensas externas. Muchos padres, por su parte, pagan las calificaciones de una forma de soborno. Los maestros que argumentan en contra de pagar por las calificaciones dicen que aumenta las ya altas presiones del aula. Los conflictos surgen entre padres y maestros cuando los estudiantes no obtienen calificaciones altas y no traen a casa el dinero prometido para un grado más alto. Los investigadores han descubierto que el dinero otorgado a los estudiantes para obtener las mejores calificaciones suele ser más útil cuando se lo emplea para brindar capacitación adicional a los maestros o para reducir el tamaño de las aulas.
El principal argumento que tienen los proponentes para utilizar los sistemas de pago por grado es que las recompensas ayudan a motivar a los estudiantes a desempeñarse en escuelas que ya están fallando. Los defensores están en la minoría. A partir de 2014, solo el 25 por ciento de los estadounidenses está a favor de pagar a los estudiantes por sus calificaciones. Los que están en contra de los sistemas de pago por grado argumentan que las propias escuelas requieren ajustes en lugar de recompensas para los estudiantes.