Diariamente, el pH se usa para todo, desde cocinar hasta el mantenimiento del cuerpo. También se usa para fines industriales, como la determinación de la calidad del agua potable.
Se considera que el agua tiene un pH neutro, lo que significa que no es ni ácida ni alcalina. El cuerpo solo puede manejar ciertos niveles de pH, y cualquier cosa por encima o por debajo de ese nivel puede ser tóxica. En la cocina, el pH se utiliza para equilibrar los sabores de los alimentos. Los alimentos naturales, como los vegetales, a menudo se consideran alcalinos, mientras que los alimentos procesados como el pan y los cereales son ácidos.
El cuerpo tiene su propio rango de pH preferido que debe mantenerse a través de una nutrición y estilo de vida adecuados. El consumo excesivo de alimentos y bebidas ácidos puede causar acidez y estreñimiento con el tiempo. Tener un pH bajo en el cuerpo también puede ocasionar problemas con la piel, problemas circulatorios, afecciones respiratorias y trastornos del sistema inmunológico.
El agua utilizada a diario para cocinar, limpiar y ducharse también debe estar dentro de un cierto rango de pH para garantizar que el agua ácida no se absorba en la piel ni cause problemas con las tuberías. Muchos alimentos deben mantener un cierto pH durante el proceso de producción para garantizar que sean de cierta calidad.