Según la Clínica Mayo, la tuberculosis no tratada puede causar daños a largo plazo en múltiples partes del cuerpo, incluidos los huesos, el cerebro, el hígado, los riñones y el corazón. Estas áreas se ven afectadas además de las complicaciones de los pulmones. Cuando la tuberculosis se propaga a otras partes del cuerpo, expone esas áreas a una infección adicional y socava su capacidad para funcionar. Mycobacterium tuberculosis causa esta enfermedad contagiosa, pero curable, según Public Health England.
Una vez que la tuberculosis llega a los huesos, puede causar la destrucción a largo plazo de las articulaciones, según la Clínica Mayo. La TB en los huesos también puede dañar las costillas. La tuberculosis también tiene un impacto negativo en la función de los órganos. Por ejemplo, un hígado o riñón afectado pierde capacidad óptima para filtrar sustancias de desecho del sistema circulatorio de la sangre. Cuando la TB infecta el corazón humano, la capacidad del órgano para ayudar en la circulación sanguínea se ve sustancialmente comprometida. Si la TB penetra en el cerebro, puede causar meningitis: esta condición puede causar la muerte debido a la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la columna vertebral.
El NHS del Reino Unido explica que la tuberculosis pulmonar afecta solo a los pulmones y, por lo general, se puede tratar con antibióticos, como la isoniazida y la rifampicina. Este método de tratamiento requiere un tratamiento de seis meses a largo plazo. El medicamento debe tomarse todos los días hasta completar la dosis prescrita. Este tipo de tratamiento también funciona en otros órganos afectados por la TB, pero puede requerir un curso de antibióticos de 12 meses. El NHS confirma que la TB puede causar la muerte, si los pulmones se dañan demasiado para funcionar correctamente.