Los ojos secos se deben principalmente a una producción insuficiente de lágrimas, como lo indica la Clínica Mayo. La condición es común entre los ancianos, en las mujeres posmenopáusicas, aquellas con ciertas afecciones médicas, las personas que someterse a procedimientos oculares con láser e individuos con glándulas deterioradas. Otros factores contribuyentes incluyen problemas de párpados, medicamentos y agentes ambientales.
Las lágrimas son esenciales para mantener los ojos sanos y para mantener una visión óptima. Estos órganos están recubiertos constantemente por una película delgada de lágrimas, que se divide en tres capas: capa externa y grasa para lubricación; Capa media, acuosa para humedad e interior; y capa mucosa para una distribución uniforme sobre la superficie de los ojos. Las alteraciones de la película lagrimal pueden provocar sequedad en los ojos.
Los ojos secos se pueden clasificar en dos tipos: deficientes en lágrimas acuosas y evaporativos. La primera se caracteriza por una disfunción de las glándulas lagrimales, que producen el recubrimiento acuoso medio, mientras que la última se asocia con glándulas de Meibomio inflamadas, que secretan la capa grasa externa, como lo explica el National Eye Institute.
Los ojos secos también son frecuentes en personas con problemas de párpados, incluidas aquellas con enfermedad dérmica en o alrededor de los pliegues, conjuntivitis, queratitis por exposición, ectropión y entropión. La cirugía estética en los párpados también puede resultar en ojos secos. Las enfermedades de la tiroides, el síndrome de Sjogren, el lupus, las alergias y la artritis reumatoide también causan sequedad ocular, según el National Eye Institute. Los medicamentos que pueden desencadenar los ojos secos incluyen descongestionantes, antihistamínicos y algunos antidepresivos. El viento y el aire húmedo también pueden provocar sequedad en los ojos.