Los filipinos valoran a la familia, como lo demuestran los lazos familiares que se mantienen fuertes a través de las generaciones. El divorcio no es una práctica legal en Filipinas, y la mayoría de los nativos consideran que el matrimonio es sagrado, especialmente en la generación anterior. A diferencia de los países occidentales, donde se espera que los niños mayores de edad se muden de la casa de sus padres, la familia filipina vive en la misma casa hasta que uno se casa con otra familia.
Muchos filipinos tienen gratitud en tan alta estima que encuentran necesario reembolsar cualquier amabilidad que se les dé de cualquier manera posible. Los académicos se refieren a esto como reciprocidad o deuda de gratitud, pero los filipinos lo llaman "utang na loob" en todo el país. De esta manera, los filipinos muestran aprecio y gratitud por dar una mano.
Los valores, como el respeto por los ancianos y la responsabilidad por el bienestar de la familia, son rasgos comúnmente observados en los países asiáticos. Un rasgo filipino único, sin embargo, es su convención social lingüística que implica el uso de palabras educadas al dar órdenes u órdenes. Se considera grosero dar una orden directa cuando se pide algo, incluso en un entorno de oficina. En cambio, los filipinos tienden a usar la palabra "por favor" o el prefijo local "paki" o "maki" antes de una orden directa.