Las cuatro virtudes cardinales de Platón son la prudencia, la justicia, la templanza y el coraje. Estas virtudes también suelen traducirse como sabiduría, imparcialidad, moderación (también llamada moderación) y fortaleza.
Platón explica las cuatro virtudes en sus obras "República" y "Protágoras". La prudencia es la capacidad de una persona para juzgar sus propias acciones como apropiadas o inapropiadas. La justicia es la capacidad de actuar con imparcialidad y sin prejuicios hacia los demás. La templanza es la capacidad de actuar con moderación y autocontrol. El valor se refiere a la fuerza emocional y la capacidad de una persona para enfrentar sus temores. San Agustín adoptó estas virtudes como las cuatro virtudes cardinales del cristianismo.