Las causas y los efectos de la inmigración son muchos y varían enormemente. La inmigración puede ser voluntaria, en la que un inmigrante busca mejores oportunidades o simplemente elige vivir en otro país, o involuntariamente, ya sea debido a una crisis o al traslado forzado por una fuerza externa. La inmigración puede tener profundos impactos económicos, sociales y políticos tanto para los países de origen como para los de destino.
La razón voluntaria más común para la inmigración es buscar empleo u oportunidades económicas no disponibles en el país de origen. Los inmigrantes ricos o educados con activos o habilidades valiosas pueden emigrar simplemente porque prefieren el clima, la política, las leyes o las convenciones sociales de otro país.
Los inmigrantes pueden huir de sus países de origen involuntariamente debido a la persecución religiosa, social o política y solicitar el asilo o la condición de refugiado en otro país. Los inmigrantes también pueden huir o ser expulsados de países en guerra o que hayan sufrido un desastre natural grave.
La inmigración tiene una amplia gama de efectos tanto en el país receptor como en el país de origen. La economía del país de acogida puede beneficiarse de la mano de obra barata, o resultar perjudicada cuando los inmigrantes trabajan por salarios ilegales, fomentando el resentimiento social y político hacia ellos. El panorama social y político del país de acogida también puede verse significativamente alterado. El país de origen puede experimentar impactos económicos negativos, como la escasez de trabajadores calificados.