En el entorno organizativo, el cambio planificado es intencional, mientras que el cambio no planificado es espontáneo. Se esperan los resultados del cambio planificado, mientras que el cambio no planificado trae resultados inesperados. Si bien muchas organizaciones están listas para enfrentar los desafíos del cambio planificado, el cambio no planificado a menudo puede ser caótico.
Uno de los principales rasgos diferenciadores de un cambio planificado y no planificado es la fuente del cambio. El cambio planificado emana desde dentro de la empresa, generalmente desde la gerencia, mientras que el cambio no planificado está influenciado por factores externos que están fuera del control de la organización.
El cambio planificado se produce cuando la administración toma una decisión consciente para implementar nuevas ideas en la organización. Las fluctuaciones económicas y de mercado, los cambios políticos, los cambios climáticos y la competencia pueden llevar a cambios no planificados, al igual que los problemas internos, como las renuncias repentinas y las fallas de las máquinas.
Las organizaciones se ocupan de los cambios planificados y no planificados de diferentes maneras. En el cambio planificado, las organizaciones anticipan cualquier desafío que pueda surgir y tienen una lista de soluciones para enfrentarlos. Si se produce un cambio no planificado, las organizaciones deben improvisar y diseñar soluciones, a menudo en un corto período de tiempo. Los cambios no planificados provocan más trastornos en la estructura de una organización que los cambios planificados. Es posible que a una organización le lleve más tiempo lidiar con los efectos de un cambio no planificado que con un cambio planificado.