Las plantas prehistóricas incluyen musgos, colas de caballo y helechos de la era Paleozoica y cipreses calvos, ginkgos, cícadas, magnolias y palmeras de la era Mesozoica. Las colas de caballo y helechos son las primeras plantas terrestres. Los científicos creen que sus esporas crearon nuevas plantas y abrieron el camino hacia las gimnospermas. Las plantas con flores fueron las últimas en aparecer y ahora son las especies más prevalentes en el planeta.
Los científicos y arqueólogos han podido estudiar los fósiles de plantas que quedaron cuando partes de las plantas, como los tallos, hojas, raíces, esporas, semillas o frutos, quedaron atrapadas entre cenizas volcánicas, arcilla, barro o arena. Esta transpiración preservó las plantas y las protegió de ciertos elementos que normalmente harían que sus restos se descompongan con el tiempo.
Las plantas aparecieron en la Tierra mucho antes que los animales. Los científicos creen que la presencia de plantas es precisamente lo que hizo posible la existencia de animales en épocas prehistóricas posteriores. Las plantas liberaron oxígeno vital a la atmósfera como un subproducto de su proceso de fotosíntesis, y esta manifestación preparó un entorno adecuado para que los animales se desarrollaran y florecieran. Las plantas actuaron como una fuente de alimento para la mayoría de los animales en las primeras épocas, y continúan siendo la base de las cadenas alimenticias en la era moderna.