Durante el Renacimiento, Florencia fue una ciudad-estado gobernada por familias poderosas. El sistema de clases sociales se caracterizaba por cuatro clases: la nobleza, los comerciantes, la clase media y la clase baja. El sistema ciudad-estado era más democrático que otros sistemas en Europa durante esa era porque el estatus estaba determinado principalmente por la ocupación en lugar del linaje familiar.
La nobleza de Italia poseía la mayor parte de la tierra y ejercía el poder sobre la ciudad. Tuvieron conflictos con los comerciantes, que eran la segunda clase más alta en el ranking. Las ciudades-estado de Italia eran bulliciosos centros de comercio y comercio, lo que permitía a las personas ganar riqueza a través de oficios como la manufactura, la banca y la confección de ropa. Estos oficios eran trabajos protegidos por el gobierno llamados gremios. Esto creó una oportunidad para la escalada social, lo que hizo que la nobleza se sintiera incómoda.
Las clases medias de Florencia eran principalmente comerciantes y trabajadores calificados, como los albañiles. La clase más baja consistía en trabajadores no calificados. No tenían seguridad laboral y, a menudo, tenían condiciones de trabajo inseguras.
Una de las familias más conocidas en toda Europa del Renacimiento fue la familia Medici de Florencia. La familia Medici fue patrocinadora de muchos grandes artistas y músicos del Renacimiento, que ayudaron a la cultura de Italia a florecer durante esa época. La mayoría de los grandes artistas italianos descendieron de comerciantes y artesanos.