La fuerza de flotación es directamente proporcional a la densidad de un líquido o cualquier fluido en general. Esta relación se puede representar mediante la ecuación F b = dgv, donde "F b "denota la fuerza de flotación," d "indica la densidad de un fluido," g "representa la aceleración debida a la gravedad y" v "es el volumen del objeto sumergido.
La materia se caracteriza por su masa en reposo y el volumen que ocupa. Una de las propiedades de la materia es la densidad, que se refiere a cuán compactas o dispersas están las moléculas de un material. La densidad, que es un identificador único y útil para varias sustancias, se calcula dividiendo la masa de un objeto por su volumen.
Otra propiedad de la materia que es relativa a otra sustancia es la flotabilidad. El filósofo griego Arquímedes formuló el concepto de que cualquier objeto sumergido en un fluido experimenta una fuerza ascendente u opuesta, que es equivalente a la cantidad desplazada de fluido. El empuje hacia arriba que funciona contra el peso del objeto sumergido se denomina "fuerza de flotación".
La fuerza de flotación aumenta con la densidad del fluido donde se sumerge un objeto. Cuanto mayor sea la densidad del fluido, mayor será la fuerza de flotación. Una pieza de metal que se hunde en el agua podría flotar en mercurio, y el mercurio es más denso que el agua.