Un hidrómetro mide la gravedad específica, o la densidad relativa, de un líquido. Parecido a un termómetro con una bombilla ponderada en un extremo, un hidrómetro se introduce suavemente en el líquido a analizar, que Generalmente se contiene en un cilindro graduado, y se le permite flotar libremente. Cuando se trata de descansar, se anota el punto en el que la superficie del líquido se alinea con las calibraciones en el lado del instrumento.
Los hidrómetros se utilizan para una variedad de propósitos, como determinar el contenido de alcohol del vino o las bebidas alcohólicas, medir la salinidad del acuario o el agua de mar y verificar la pureza de la leche o la crema. Dependiendo de su uso previsto, los hidrómetros pueden marcarse con una variedad de unidades de calibración, como una combinación de contenido de alcohol, brix y unidades de gravedad específica para uso de los enólogos. Este tipo de instrumento se llama hidrómetro de triple escala.
El funcionamiento de un hidrómetro se basa en el principio de flotabilidad de Arquímedes. Un objeto sólido, como un hidrómetro, será flotado cuando se coloque en un líquido en un grado igual al peso de la porción del objeto suspendido debajo de la superficie del líquido. El grado en que el hidrómetro está sumergido debajo de la superficie es una indicación de la densidad del líquido. Los líquidos de menor densidad harán que el hidrómetro se hunda aún más. El grado de densidad, que refleja la gravedad específica del líquido, se puede leer observando la marca de calibración en el vástago del instrumento en la superficie del líquido.