La crisis de los misiles cubanos se resolvió cuando Estados Unidos prometió nunca invadir Cuba y desmantelar sus misiles Júpiter en Italia y Turquía a cambio de la eliminación de los misiles soviéticos en Cuba. La segunda mitad. El acuerdo era secreto en ese momento y solo se reveló años después de que terminó la crisis. La resolución se produjo pocos días antes de que la acción militar hubiera intensificado la crisis.
Al comienzo de la crisis, los asesores del presidente Kennedy presionaron para que se realizaran ataques aéreos para sacar los misiles en Cuba. Kennedy se mostró reacio, sin embargo, debido a la posibilidad de escalar el conflicto e invitar a represalias de Alemania. Después de que los esfuerzos diplomáticos demostraron poco éxito, los Estados Unidos instituyeron un bloqueo, impidiendo que los barcos que llevaban armas llegaran a las costas cubanas. En última instancia, ambos países volvieron a las negociaciones a través de comunicaciones de canal de retorno, resolviendo la crisis de manera pacífica.
El bloqueo en el Atlántico resultó ser el momento más peligroso de la crisis. Al descubrir un submarino soviético que intentaba escoltar un barco a través de la línea, la Marina de los Estados Unidos lanzó cargas de advertencia en el barco en un intento de que saliera a la superficie o retrocediera. El capitán del submarino, sin embargo, tenía un torpedo con punta nuclear y permiso para dispararlo si lo disparaban. Cuando las cargas de profundidad comenzaron a explotar, los oficiales tuvieron una acalorada discusión sobre si devolver o no el fuego. En última instancia, no pudieron acordar disparar el torpedo, y su desacuerdo potencialmente evitó una guerra nuclear global.