Los cometas están formados por colecciones de hielo, polvo y partículas rocosas que quedan de la formación del sistema solar hace 4.6 mil millones de años. Los cometas varían en longitud desde unos pocos kilómetros hasta decenas de kilómetros. Los núcleos están compuestos por gases congelados, como dióxido de carbono, monóxido de carbono, metano y amoníaco.
El cometa consta de tres partes diferentes: el núcleo, el coma y la cola. Primero, el núcleo consiste en una variedad de compuestos orgánicos que forman una bola de hielo cubierta de corteza, a menudo llamada bola de nieve sucia. Debido a su baja masa, los cometas adquieren una forma irregular bajo su propia gravedad.
El coma se forma cuando la órbita del cometa pasa cerca del sol. A medida que el cometa se calienta, las partículas pasan de sólido a gas. Las partículas más grandes se quedan detrás de la órbita del cometa, dejando un rastro. Esto diferencia a los cometas de las estrellas.
La cola de un cometa está compuesta por gases que son ionizados por los rayos del sol, que hacen que el cometa sea visible desde la Tierra cuando pasa a través del sistema solar interior. La cola formada por gases, conocida como la cola de iones, siempre apunta lejos del sol porque los gases están muy afectados por los vientos solares. La cola de iones sigue los campos magnéticos en lugar de la trayectoria orbital. La cola de polvo que queda detrás del cometa se llama antitail.