Júpiter recibe su nombre del dios más poderoso de la mitología romana. El rey de todos los demás dioses, Júpiter es el equivalente de Zeus en la mitología griega. Fue el objeto visible más grande en el cielo nocturno durante la época del Imperio Romano, y por eso lleva el nombre de su deidad más importante.
Júpiter ha tenido muchos nombres y títulos a lo largo de la historia, aunque el más influyente en los tiempos modernos es el que se originó en la mitología romana. A Júpiter se le ha atribuido la cosecha de vino y fue aclamado como el dios del cielo, además del dios del trueno. En tiempos posteriores, se pensaba que el planeta y la deidad influyen en los resultados de las batallas, lo que le da a Júpiter un nuevo título: el dios de la guerra.
Júpiter era el nombre bajo el cual se hacían los juramentos y se hacían ofrendas sagradas, y era un símbolo de la autoridad central del Imperio Romano. La vestimenta ceremonial y las decoraciones para eventos políticos y religiosos importantes a menudo se adornaban con la semejanza de Júpiter.
Los humanos de hoy saben que Júpiter hace honor a su nombre de muchas maneras. Es el planeta más grande del sistema solar y también protege a la Tierra al desviar y capturar cometas y asteroides que de otra manera entrarían en el sistema solar interior. El gigantesco planeta gaseoso también ayuda a estabilizar las órbitas de los otros planetas, lo que aporta un tenue equilibrio al sistema solar en su conjunto.