Los volcanes compuestos, también conocidos como estratovolcanes, se forman por la deposición gradual de capas alternas de lava volcánica y ceniza. Cuando los volcanes hacen erupción, emitiendo lava que fluye muy lentamente, la lava se enfría y endurece formando volcanes compuestos de forma cónica después de múltiples erupciones en un lapso de cientos de años.
Los conos compuestos están formados por el tipo más común de magma llamado andesita. Estos volcanes compuestos se forman en cadenas de diez kilómetros de longitud y pueden tener alturas de hasta 3.000 metros. El ejemplo más popular de un volcán compuesto es el Monte Vesubio, cuya erupción destruyó la ciudad italiana de Pompeya en 79 A.D.