Los romanos se hicieron poderosos después de que Roma cambió de una monarquía a una república. Como una monarquía, la ciudad-estado no pudo impedir que los gobernantes extranjeros asumieran el poder.
Después de que Roma se convirtió en una república, su gente hizo tratados estratégicos con algunas naciones y rompió los tratados existentes con otras. Esto ayudó a Roma a formar alianzas que ayudaron a su gente a conquistar otras ciudades-estado. Durante este período, los romanos comenzaron a usar nuevas armas y tácticas de batalla, dándoles la oportunidad de convertirse en una potencia en Italia.
Varias batallas significativas tuvieron lugar entre los siglos IV y V, consolidando el estatus de Roma como una ciudad-estado poderosa. Aunque los romanos no tuvieron éxito en todas las batallas, aprendieron lecciones valiosas de sus pérdidas.