Edmund Cartwright inventó el telar de potencia para automatizar el proceso de producción de telas con hilo. Primero trabajó con la potencia de agua y luego con la de vapor. La primera máquina que patentó fue ineficiente, y trabajó continuamente para mejorarla.
En 1784, Edmund Cartwright completó el diseño de su primer telar de poder. Lo patentó en 1785 y en el mismo año estableció una fábrica en Doncaster, Yorkshire, para tejer y hilar telas. A pesar de sus esfuerzos por refinar la maquinaria, su fábrica no tuvo éxito. Quedó en bancarrota, y en 1793 los acreedores recuperaron su fábrica.
Un fabricante de textiles llamado Robert Grimshaw construyó otra fábrica en Manchester en 1790, donde planeó instalar varios cientos de telares de poder de Cartwright. Sin embargo, se quemó antes de que se completara, supuestamente como un acto de incendio provocado por tejedores de telas de mano descontentos.
Aunque el poder del poder de Cartwright era crudo e ineficiente, en 1809 la Cámara de los Comunes le otorgó un gran regalo en efectivo por sus esfuerzos para mejorar la industria textil, y en 1821 se convirtió en miembro de la Royal Society. Otros inventores y mecánicos, en particular William Horrocks, Francis Cabot Lowell y Paul Moody, mejoraron el telar de poder y lo convirtieron en parte integral de la manufactura estadounidense y británica.