La Revolución industrial cambió los patrones laborales, la riqueza, la producción material y la distribución de la población. El aumento de las oportunidades laborales industriales llevó a un cambio de población de las áreas rurales a las ciudades.
Antes de la revolución industrial, más del 80 por ciento de las personas vivían en el campo. A medida que las personas continuaban emigrando de las áreas rurales, las pequeñas ciudades se convirtieron en grandes ciudades. Las nuevas industrias fueron estimuladas por el proceso de urbanización, que concentró las fábricas y los trabajadores en conjunto.
Sin embargo, el aumento de la población condujo a condiciones de abandono terribles; las ciudades se llenaron de gente, lugares sucios donde a menudo surgían epidemias. La quema de carbón de las fábricas contaminó el aire y cubrió los edificios con mugre, y los suministros de agua fueron contaminados por los desechos.