Un tipo simple de reacción química en los fuegos artificiales es el color producido durante y después de la explosión. Los elementos químicos, generalmente metales, se mezclan con la pólvora para crear colores que varían según el elemento.
Los fuegos artificiales están llenos de óxidos metálicos y sales metálicas. Algunos de los metales más comunes que se encuentran en los fuegos artificiales hoy en día son el titanio, el cobre, el potasio, el aluminio y el litio. Cuando estos químicos se calientan, los átomos en cada elemento absorben energía y los electrones se reorganizan desde su estado de energía más bajo a uno más alto. Los metales comienzan a oxidarse, lo que genera calor.
Cuando los electrones vuelven a un estado de menor energía, el exceso de energía se emite como luz. Cada elemento libera una cantidad diferente de energía, lo que determina el color emitido. El aluminio y el titanio crean una luz blanca, mientras que el cobre emite un color azul.