El evento más significativo de 1215 fue la firma de la Carta Magna en Runnymeade. Este acto limitó los poderes del rey y lo colocó dentro de las limitaciones de la ley.
Antes de la firma de la Carta Magna, el rey tenía el gobierno supremo. Podía hacer y cambiar leyes como él eligiera. Cuando el rey Juan asumió el trono en 1199 después de la muerte de Ricardo Corazón de León, muchos lo consideraron irrespetuoso y abusivo con el sistema feudal en el que se basaba la economía de Inglaterra. También era impopular entre los terratenientes, porque los gravaba fuertemente para financiar sus viajes. El rey Juan tampoco era muy popular con la iglesia. Él entró en conflicto con el Papa y usó a la iglesia como una herramienta para hacer dinero. El arzobispo de Canterbury finalmente se acercó a los terratenientes para imponer limitaciones a los poderes del rey. A cambio de su firma de la Carta Magna y de otorgarle el gobierno supremo al papa, los terratenientes acordaron reafirmar su lealtad al rey. A pesar de que el Rey Juan aceptó la Carta Magna en vigencia, muchos terratenientes la rechazaron en ese momento. Fue la muerte del rey John unos meses después lo que aseguró la validez del documento.