Las Órdenes Fundamentales de Connecticut establecieron reglas gubernamentales a principios de Connecticut, que prevén elecciones libres, votaciones secretas, la garantía de derechos individuales específicos y poderes gubernamentales definidos y limitados. Compuesta por un preámbulo y 11 órdenes, ordenó a un gobernador electo y magistrados con poderes legislativos, ejecutivos y judiciales.
Las Órdenes Fundamentales de Connecticut fueron escritas por Roger Ludlow para abordar temas básicos de la colonia. Connecticut fue colonizada por primera vez por inmigrantes de Massachusetts que querían reformas religiosas más rápidas, pero no tenían una base legal para organizarse. Massachusetts le encargó a Ludlow crear un documento fundamental para ayudar a los nuevos municipios a funcionar de manera ordenada. Trabajando estrechamente con los ciudadanos más poderosos de las pocas ciudades pequeñas de Connecticut, Ludlow elaboró un documento que fue adoptado por la colonia de Connecticut en 1639.
Gran parte de la redacción y las reglas de las Órdenes Fundamentales se conservaron cuando este documento fue reemplazado por una carta emitida por el rey James II. Más tarde, el recién nombrado gobernador Andros del rey Carlos II exigió que se le devolviera el estatuto cuando asumió el cargo, pero se ocultó en un roble y, después de la Revolución Gloriosa, se restableció como el documento de gobierno de Connecticut. La redacción de las Órdenes Fundamentales todavía existe en la Constitución moderna de Connecticut, y sus principios de derechos individuales garantizados y gobierno limitado ayudaron a dar forma a la Constitución de los Estados Unidos.
