Un ecosistema está formado por componentes bióticos y abióticos que incluyen plantas, animales y el entorno en el que se encuentran. Los componentes vivos o bióticos están compuestos por productores, consumidores y descomponedores. Algunos de los componentes no vivos o abióticos incluyen la luz solar, la temperatura, el agua y el suelo.
Los productores son plantas o animales que crean sus propios alimentos, como flores y bacterias. Los consumidores son animales que se alimentan de productores u otros consumidores. Los consumidores pueden incluir peces, osos y aves. Los descomponedores se alimentan de material muerto en un ecosistema, como hojas muertas o restos de animales. Esta descomposición es llevada a cabo normalmente por bacterias y hongos. Todos estos elementos bióticos están influenciados y dependen de los componentes abióticos en un ecosistema.