El sonido se produce cuando una fuente vibrante causa variaciones rápidas en la densidad promedio de las moléculas de aire por encima y por debajo de la presión atmosférica actual; el sonido se percibe cuando estas fluctuaciones de presión hacen vibrar los tímpanos. Los cambios en la presión atmosférica se denominan presión sonora, y las fluctuaciones en la presión son ondas sonoras. Las células pilosas en la cóclea (oído interno) convierten las vibraciones en señales eléctricas que luego van al cerebro.
El sonido es una perturbación mecánica que se propaga a través de algún medio, como el aire o el agua. Incluso las vibraciones que no son audibles para el oído humano, como las que provienen de silbatos para perros o equipos de sonar, entran en la clasificación del sonido.
Una fuente de sonido, ya sea un diafragma o una guitarra, produce vibraciones en el medio circundante (aire, líquido o sólido). Estas vibraciones se propagan lejos de la fuente y forman una onda de sonido (las ondas de sonido pueden ser longitudinales o transversales). El medio puede reflejar, refractar o atenuar la onda de sonido. La presión dentro del medio, el movimiento del medio y la viscosidad del medio afectan la velocidad y el alcance de la onda de sonido.
La parte exterior de la oreja canaliza ondas de sonido hacia el canal auditivo. Las células ciliadas externas de la cóclea amplifican los sonidos suaves y amortiguan los sonidos fuertes. Las células ciliadas internas transfieren información de sonido a los nervios auditivos para su procesamiento.