Un tumor graso en el riñón, llamado angiomiolipoma, es una masa benigna compuesta por grasa, vasos sanguíneos y músculo liso. Un tumor benigno no es canceroso y no puede hacer metástasis ni propagarse a otras partes del cuerpo pero puede crecer y destruir otros tejidos, según la Canadian Cancer Society.
Un angiomiolipoma puede ser esporádico, que representa el 80 por ciento de los casos, o puede ser un signo de esclerosis tuberosa, señala la Alianza de Esclerosis Tuberosa. Los angiomiolipomas esporádicos ocurren con mayor frecuencia en mujeres como un solo tumor en un riñón. La esclerosis tuberosa, que representa el 20 por ciento de los angiomiolipomas, puede producir múltiples tumores que son más grandes y afectan a personas más jóvenes de ambos sexos en ambos riñones.
Un diagnóstico preciso mediante ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética de un tumor graso depende del contenido de grasa, explica la Alianza de Esclerosis Tuberosa. Puede ser difícil diferenciar entre un tumor maligno y un angiomiolipoma benigno. Los pacientes con esclerosis tuberosa y angiomiolipomas renales tienen más probabilidades de desarrollar tumores renales malignos que las personas con angiomiolipomas renales y sin signos de esclerosis tuberosa. Los tumores de grasa benignos a menudo no requieren tratamiento a menos que crezcan más de 4 centímetros, sean malignos o causen una obstrucción en el riñón.