La erosión causada por el viento y el agua es menos probable que afecte los umbrales ígneos y los flujos de lava enfriados. También es improbable que la piedra caliza, el basalto y la cuarcita sufran erosión o intemperismo, al igual que la arenisca y el chert. El suelo y las rocas blandas, como las arcillas, se erosionan muy rápidamente sin protección.
Los materiales geológicos no erosivos están presentes en los tipos de rocas sedimentarias, metamórficas e ígneas. La mayor fuerza erosiva es el agua, mientras que el viento tiende a recoger y mover solo las partículas más finas. Los tres factores principales que contribuyen a la resistencia a la erosión y la intemperie son la dureza, la reactividad química, también llamada inercia y la cohesión. Cuando estas características se factorizan juntas, revelan la probabilidad de que un material se erosione, con factores más altos que indican una mayor resistencia.