El suelo maduro ha pasado por el proceso natural de formación del suelo. Ha desarrollado claramente horizontes genéticos y se ha estabilizado para estar en equilibrio con su entorno.
El suelo se forma cuando las rocas y los materiales parentales actúan sobre ellos debido a las fuerzas del clima bajo la influencia de los factores que forman el suelo. Sin embargo, el suelo formado es una masa suelta, desorganizada y no consolidada de partículas de varios tamaños. La edad del suelo está determinada por el nivel de intemperie y la medida en que el material original se estratifica en horizontes o capas de suelo. Los suelos maduros tienden a tener horizontes más y más gruesos y se clasifican como más viejos ya que hay más diferencias en las propiedades del suelo entre dos horizontes adyacentes.