El proceso de comunicación básico o simple involucra a un "remitente" que envía un mensaje a un "receptor", quien lo escucha o lo lee, y luego ofrece comentarios al remitente. Si bien este proceso es simple en construcción, la comunicación ineficaz a menudo resulta de los "filtros" del remitente o del receptor o de la falla del receptor para utilizar el bucle de retroalimentación.
Un remitente intenta comunicar un mensaje informativo o persuasivo a un receptor a través de palabras articuladas y bien habladas. El desafío es que las barreras, como el lenguaje, la cultura, la emoción, el ruido y los gestos no verbales pueden mitigar una presentación clara del mensaje. Los receptores también tienen barreras que pueden impedir su capacidad para escuchar e interpretar con precisión el mensaje. Los receptores pueden no entender el idioma o las palabras utilizadas por el remitente o las implicaciones culturales en el juego. Las emociones, como la ira, la tristeza o la frustración, también pueden afectar la interpretación del receptor. El ruido en el fondo puede bloquear la capacidad del receptor para escuchar con eficacia.
El bucle de retroalimentación es un elemento clave de la comunicación básica que a menudo se pasa por alto. El objetivo del bucle de realimentación es que el receptor parafrasee o reformule el mensaje al remitente. El receptor podría comenzar diciendo: "Este es mi entendimiento" o "Esto es lo que te oigo decir". Esta información le permite al remitente corregir cualquier malentendido.